Hablando de: Los Cambios
- Admin
- 2 abr 2017
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Hay muchos cambios a lo largo de una vida. Por ejemplo, uno muy sencillo con el que se lidia cada seis meses, el cambio de horario.
Que la madre siempre te recuerda dormirte más temprano porque se adelanta el reloj, o que duermas más tiempo porque se atrasa. Que cada seis meses nos llega la pregunta de ¿Se adelantará o se atrasará el reloj? Mientras sostenemos uno en mano con la firme decisión de adelantar y atrasar la hora.

Cómo este, hay muchos otros más. Cambios insignificantes que muy apenas notamos, que pasan desapercibidos como nuestra primera cana, que de un momento a otro se han vuelto dos, tres o una multitud, como el desarrollo de los hijos y el paso de los años mientras las articulaciones reclaman y comienzan a tronar.
Por ende, esos cambios llegan tan lento, pero calan profundo, dejando su huella. Como el tiempo que marca lo que vivimos.
Es exactamente a algo que muchos tememos, pero poco hablamos. Los cambios.
Las palabras terminan siendo pocas, ni el cambio de sus significados en cada zona, lugar e incluso colonia, hacen que podamos escapar de esto.
Siempre está ahí y, lo único que tenemos para poder describirlo, para poder darle una pauta, dibujarlo entre nosotros y hablarlo, son las palabras.
Tan cortas, que dicen más de lo que deberían y tan ausentes en algunos momentos, que se escapan de nuestra memoria y se pierden en la punta de nuestra lengua hasta que se olvidan.
Es así como los cambios pueden ser marcados, documentados e imaginados: Mediante las palabras. Es ahí donde podemos encontrar el refugio al miedo que nos causan estos cambios, que nos causa la vida en general.
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